Ineludible
se presenta la realidad, pero de igual modo implacable se impone la ignorancia,
esa fina neblina que empaña la mente de los incautos insensibles y que solo los
soñadores tienen la capacidad de doblegar. Qué fácil es ignorar la realidad,
ese desconocimiento hace feliz al mundo, eso es lo fácil, el simple concepto de
no pensar cuando algo se presenta complicado, cuando hacer el titánico esfuerzo
de pensar se vuelve una odisea. A diario somos informados de múltiples noticias
que no nos satisfacen, preferimos vender nuestra alma de las marcas
publicitarias, fina utopía de la felicidad que nos ofrecen la ambrosía
terrenal, dejando así un muro de incomprensión ante esa realidad, que en
ocasiones nos supera y decidimos ignorar, es entonces cuando nos volvemos
ignorantes, de nuestro propio entorno, de nuestra propia vida, pero da igual,
nos hace felices y es mucho más fácil rendirse ante la evidencia y seguir al
rebaño que intentar buscar lógica o significado a lo que se presenta ante
nuestras narices. Guerras, hambre, Crisis… Demasiada información para nuestra
doblegada mente, educada desde la infancia para asentir y continuar, sin hacer
una parada en el camino para observar o entender, tenemos el incesante deseo de
ser felices y equívocamente pensamos que la felicidad se puede encontrar en el
desconocimiento y la vagueza mental de continuar el camino al ritmo que nos han
enseñado, de la forma que nos han educado, es mejor ser un clon que un paria,
es mejor ser una persona integrada que un marginado. Llevarle la contraria al
prójimo puede ser peligroso, sufres riesgo de exclusión, el hecho de pensar por
uno mismo es presentado como un fallo en el sistema, ese sistema que han creado
para nosotros que nos facilita un éxtasis interior capaz de desdeñar y prescindir
de todas las posibilidades que esa gran realidad que hay fuera nos puede
ofrecer. El mundo gira a una velocidad desbocada, sin embargo nosotros nos
hemos quedado estáticos, esperando que nos muestren el siguiente paso,
esperando a ver lo que hace el resto. El siglo XXI está siendo a nivel
intelectual el mas vago de todos, no existen avances ni descubrimientos, parece
que la moda finalmente nos ha podido, el marketing y las televisiones se han
apoderado de nosotros, vestimos igual, pensamos igual, visualizamos los mismos
contenidos y escuchamos la misma música, ¿Cómo puede haber avance cuando somos
cromos repetidos unos de otros?, la evolución agoniza, la originalidad sufre
espasmos y las mentes maravillosas se pierden entre propuestas de una felicidad
tan efímera como ineficaz. De tal modo os aconsejo, SOÑAD, ahí nunca podrán
arrebatarnos nuestra identidad, pues es el único sitio donde aun podemos ser
originales.
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