viernes, 18 de enero de 2013

David resultó ser Goliat



Bendita hipocresía, los débiles se convierten en fuertes y los llorones en castigadores, que frágil es la memoria y que poco cuesta hacer soplar el viento a nuestro favor. Entre los años 1939 y 1942 los campos de concentración en la Alemania nazi proliferaban como bacterias en una infección, pero fue en el ocaso de la tiranía social nacionalista cuando las ejecuciones por la llamada “solución final” se contaban por miles, en una opresión y exterminio hacia los judíos inaudita. Muy pocos fueron los supervivientes de esa barbarie, sin embargo, al parecer, la memoria a través del tiempo de esos “agraciados” se ha ido enturbiando y tergiversando. Al poco tiempo de finalizar la segunda guerra mundial, en el año 1947, la ONU establecía la partición de Palestina (aún bajo mandato británico) en dos estados independientes, uno de ellos de carácter judío, en compensación por las miserias sufridas durante la guerra y para acabar con el constante éxodo al que se veían sometidos los judíos, sin patria donde establecerse. Corre el año 2013 y David se ha transformado en aquel Goliat opresor, un interminable conflicto azota Oriente Medio sin solución aparente, Israel ya no recuerda los tiempos de miseria y de persecución, ahora atenta contra los derechos y autodeterminación del pueblo palestino, un pueblo, que al igual que los judíos hace años, no tienen patria reconocida ni derechos internacionales. Israel supo desde el primer momento se su creación con quien hacer migas, nada mejor que tener como aliado comercial y militar a los Estados Unidos, los cuales suministran todo tipo de material bélico y logístico a sus amigos asiáticos, material con el cual Israel lleva años asediando a Palestina, pues la avaricia una vez más ha roto el saco y los oprimidos se han vuelto opresores, en un ejercicio de olvido colectivo. Actualmente el estado de Israel posee un tercio de territorio más del que la ONU le encomendó en la partición original, tierra ganada a base de guerras, conflictos y sangre de los palestinos, arrebatada por la fuerza, pues no hay nada que haga sentirse más vivo a un matón que tener respaldo y apoyo de otros matones poderosos, solo así se puede pasar de luchar para vivir a vivir para luchar. Hace escasos dos meses, la ONU aceptó la condición de “Estado” para Palestina, en este caso un reconocimiento simbólico, puesto que solo podrá ser miembro observador sin derecho a voto, sin embargo para el pueblo palestino ha sido un gran soplo de aire fresco, pero la alegría ha sido efímera, puesto que su opresor, en un claro ejercicio de soberbia y despotismo, ha decidido aprobar rápidamente la construcción de 1.200 nuevas viviendas alrededor de Jerusalén, una ciudad autoproclamada de Israel y anexionada por la fuerza, ampliando así progresivamente el territorio del pueblo judío. Intuyo que dicho conflicto no tendrá una solución viable a corto plazo, debido a la ineficiencia de la ONU así como la pasividad de todos los gobiernos occidentales, Palestina seguirá siendo maltratada y despojada de identidad por un estado venido a mas con un ímpetu bélico incalculable y con un recuerdo muy vago de las calamidades que hace escasamente 70 años sufrieron, sin embargo quisiera citarles a los crecidos israelitas: “El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”…


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