Bendita hipocresía, los débiles se convierten en
fuertes y los llorones en castigadores, que frágil es la memoria y que poco
cuesta hacer soplar el viento a nuestro favor. Entre los años 1939 y 1942 los
campos de concentración en la Alemania nazi proliferaban como bacterias en una
infección, pero fue en el ocaso de la tiranía social nacionalista cuando las
ejecuciones por la llamada “solución final” se contaban por miles, en una
opresión y exterminio hacia los judíos inaudita. Muy pocos fueron los
supervivientes de esa barbarie, sin embargo, al parecer, la memoria a través del
tiempo de esos “agraciados” se ha ido enturbiando y tergiversando. Al poco
tiempo de finalizar la segunda guerra mundial, en el año 1947, la ONU establecía
la partición de Palestina (aún bajo mandato británico) en dos estados
independientes, uno de ellos de carácter judío, en compensación por las
miserias sufridas durante la guerra y para acabar con el constante éxodo al que
se veían sometidos los judíos, sin patria donde establecerse. Corre el año 2013
y David se ha transformado en aquel Goliat opresor, un interminable conflicto azota
Oriente Medio sin solución aparente, Israel ya no recuerda los tiempos de
miseria y de persecución, ahora atenta contra los derechos y autodeterminación
del pueblo palestino, un pueblo, que al igual que los judíos hace años, no
tienen patria reconocida ni derechos internacionales. Israel supo desde el
primer momento se su creación con quien hacer migas, nada mejor que tener como
aliado comercial y militar a los Estados Unidos, los cuales suministran todo
tipo de material bélico y logístico a sus amigos asiáticos, material con el
cual Israel lleva años asediando a Palestina, pues la avaricia una vez más ha
roto el saco y los oprimidos se han vuelto opresores, en un ejercicio de olvido
colectivo. Actualmente el estado de Israel posee un tercio de territorio más
del que la ONU le encomendó en la partición original, tierra ganada a base de
guerras, conflictos y sangre de los palestinos, arrebatada por la fuerza, pues
no hay nada que haga sentirse más vivo a un matón que tener respaldo y apoyo de
otros matones poderosos, solo así se puede pasar de luchar para vivir a vivir
para luchar. Hace escasos dos meses, la ONU aceptó la condición de “Estado”
para Palestina, en este caso un reconocimiento simbólico, puesto que solo podrá
ser miembro observador sin derecho a voto, sin embargo para el pueblo palestino
ha sido un gran soplo de aire fresco, pero la alegría ha sido efímera, puesto
que su opresor, en un claro ejercicio de soberbia y despotismo, ha decidido
aprobar rápidamente la construcción de 1.200 nuevas viviendas alrededor de Jerusalén,
una ciudad autoproclamada de Israel y anexionada por la fuerza, ampliando así
progresivamente el territorio del pueblo judío. Intuyo que dicho conflicto no tendrá
una solución viable a corto plazo, debido a la ineficiencia de la ONU así como
la pasividad de todos los gobiernos occidentales, Palestina seguirá siendo
maltratada y despojada de identidad por un estado venido a mas con un ímpetu bélico
incalculable y con un recuerdo muy vago de las calamidades que hace escasamente
70 años sufrieron, sin embargo quisiera citarles a los crecidos israelitas: “El
pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”…
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